viernes, 30 de julio de 2010

TRAVESÍA TRIUNFAL

Abstraída de torbellinos forasteros me infiltré de parte a parte por el corredor, un camino que se perfilaba premonitoriamente como inexorablemente intrincado.

Sorpresas siempre hay. Suscitadas quizás cada vez más prontas entre sí, confío de todas maneras en que nunca perderán su carácter inmortal.

Y así, casi como una denuncia de mi consciencia, entendí como siempre que el caudal irrefrenable por el que transcurrimos no tiene precio ni definición.

No podemos detenerlo, evitarlo, modificarlo ni transferirlo. Propio, ajeno, irreemplazable, entrañable, indiferente, frío. Abstracto en concepto. Concreto en acciones. Innegable en resultados.

Renové el título de propiedad sobre él que confiere la vida y tomé la iniciativa. Mi balance da positivo, sin deudas a terceros, sin daños colaterales. Solamente un poco de sueño y el reclamo de un cuerpo al que le agrada un justo equilibrio entre la responsabilidad y el éxtasis.

No fui imprescindible pero sí necesaria. El cambio de contexto resignifica las interpretaciones. Y por eso sé que prefiero lo segundo porque implica donar algo de lo que me pertenece a una causa común y también individual. Lo elijo, lo mido, me brindo altruista pero dadivosamente. Todos, salvo los emocionalmente iluminados, lo hacen de esa manera.

Ser imprescindible se contraindica porque hace al inconsciente someterse a la obligación de cumplir. Se tironean la necesidad externa y la capacidad de elegir que nos incumbe como individuos. Todo "privilegio" conlleva una obligación y para mi ese no es negocio potable.

Es cuando descubro que ser única e irrepetible no es lo mismo que ser importantísima y necesaria. Y me da placer.

Más vale una rayuela de abajo hasta el cielo, por todas las estaciones, con rodillas raspadas de tanto jugar, que una eyección sin intención ni objetivo de la que la propia inercia nos devolverá sin piedad.

jueves, 29 de julio de 2010

PONCIO PILATOS SIGLO XXI

Poncio Pilatos tuvo en sus manos una decisión importante. Por el pavor, la indiferencia y la desidia que lo invadían puso esa sentencia a criterio del pueblo. Luego se lavó las manos, señal de su desentendimiento del asunto... "Yo no he matado a nadie". Y así se transformó, además de en un entregador, en un referente exclusivo de la cobardía. No solo fue un granuja no asumido sino que se hizo pasar por justo y compasivo.

Creo que todo depende de cómo cada uno espera perpetuarse, porque estoy segura que ese es un anhelo generalizado. Cada expresión artística, cada nacimiento, cada promesa de amor, cada esperanza de concreción, cada meta superada, cada nuevo conocimiento adquirido, cada personalidad automoldeada, cada celebración entre amigos... son todos intentos por lacrar la propia vida y enviarla sin intermediarios a los que todavía no llegaron a este mundo pero tendrán la potestad de recordarnos o no.

Y digo esto porque viendo la canallada con la que se destrató esta semana (solo por citar un ejemplo de los que fuimos testigos durante años) al fútbol, como representante de un elemento que genera vida y educación para el país, reconfirma mi idea de que cada uno elige cómo pasar a la posteridad.

La búsqueda que más me hizo reflexionar hoy es la de este ser, el rey de los carcamanes, un desobediente de los códigos de buena persona, un ego eliminador de todo buen criterio. La imposición, los favores bajo la mesa, las falsas promesas a cambio de verdaderas intenciones; todas estas son herramientas a las que echa mano cada vez para fabricar su continuidad en esta vida, en la vida terrenal.

No me lo imagino preocupado porque se lo recuerde como alguien que construyó para los demás o como quien detentó un poder al que le hizo honor. Aparenta, más bien, ser un hombre a quien la impunidad le adormece la conciencia. Una impunidad insana que pretende contaminar a todos los que por cargo y ley deberían ser sus pares.

Y no estoy juzgando aquí la decisión que le compete en cuanto a permitir la continuidad de un proceso o interrumpirlo sino la "legalidad moral" que, a criterio mío, dejó traslucir. Es técnicamente verdadero, "aquí no se ha echado a nadie", simplemente se lo ha invitado amablemente a salir, se le ha indicado la etiqueta obligatoria y correpondiente para permanecer en esta fiesta de gala. Y sino, retirarse.

Me sigue dando vueltas en la cabeza qué pretendía al usar métodos eufémicos con una persona que no conoce otra comunicación que la directa y sin rodeos. ¿Qué reacción esperaba? Quizás ninguna, o quizás no le importaba, porque quizás esta decisión estaba tomada desde antes. Quizás llamaron a tomar una papa caliente con sus manos a alguien que por amor a su país es directamente capaz de ponerlas en el fuego. Quizás fue una decisión demagógica para demostrar después a "la gente" que la pasión no es una buen camino al éxito. Quizás envidia cierta pasión de la que carece porque la monarquía que construyó ya lo ha enviciado. Quizás, quizás, quizás.

Me desilusiona (o quizás no) leer en cada medio la extracción sensacionalista de un discurso, repetido hasta el cansancio para subrayar cierta línea de opinión sobre quien la profirió. Sucede que ante una expresión de sentimientos previamente escritos, ordenados y repensados se quedaron sin el exabrupto nuestro de cada conferencia del cual alimentarse largo y tendido.

Veo, porque no todo en la vida es perfecto, que ser sanguíneo tiene muy mala prensa y que los buenos modos muchas veces se disfrazan de respeto para tapar una insuficiencia de agallas y atrevimiento.

¿Cuántos se hicieron eco de la irreverencia con la que este ser se manejó otra vez?

Espero ansiosa el día en el que alguien patee el tablero. Así como hubo individualidades que soñaron nuevas realidades para el bien común, espero que llegue la valentía de destronarlo y reconstruir. El plazo que tiene este deporte para seguir renaciendo es simplemente la eternidad.

Esa eternidad que su presidente nunca podrá adjudicarse, porque pueden evitarse muchas cosas pero NUNCA el destino que nos toca a TODOS en nuestro carácter de seres vivos y humanos.

miércoles, 28 de julio de 2010

ILUSIÓN DE CAPULLO

Más que estupefacta.
Sorprendida de mi capacidad de sorpresa.
Harta de la elástica y dormida paciencia de ese gigante y anónimo montón de gente.
Preguntándome con miedo a escuchar una fatídica respuesta.
Inevitablemente esperanzada de que este sea el límite al cual tenemos que llegar para tomar envión, saltar, cambiar y aprender, para siempre nunca jamás repetir.
Ama y señora de una auténtica percepción de que por mi cara corren brisas rescatistas.

¿Quiénes son? ¿Quiénes somos? ¿Qué tenemos en común? ¿Quiero ser tratada como un prototipo? ¿Quién puede sentirse con el poder de prever mis reacciones? ¿Quién diseña el abanico de mis opciones? ¿Puedo hacerlo yo con los demás? ¿Qué buscan cuando sintonizan todos lo mismo, al mismo tiempo? ¿Son impulsos? ¿Son firmes convicciones?

Me duele toparme ciertos días con un ejército de presas, enredadas en la trampa de sus reflejos y no ensimismados en reflexiones. Envueltos por una rapidez de respuesta sin argumentos para explicar los resultados.

Quizás ni hace falta. O quizás es más que necesario. Solo espero llegar a ver esas redes rotas o vacías; cómo todos de pronto se detuvieron, frenaron, se sintieron capaces de decidir qué esperan recibir a cambio. Ser testigo de elecciones, libres del temor a la improvisada fiscalía, sin tragarnos el cuento de que somos lo que nos inducen a ser o no seremos nada.

Agradezco estos tiempos de incipiente apertura de criterios. De clara consciencia de que en lo que preferimos y proclamamos subyace nuestra identidad. Que lo que nos identifica no construye seres supremos o defectuosos sino heterogéneos, asimétricos y amplios.

Me regodeo en esta fracción de presente en la que existo, que es cauce para futuros novatos y reconfortantes historias de porvenir.

Sucede que los días que ahora se deslizan me inculcan soberbias ganas de multiplicarme, gestar, reafirmar mis convicciones. Ya no temo convertirme en madre porque no me espanta el horizonte que puedo ofrecer. Hace tiempo no me detiene la posibilidad de la frustración, porque vi que lo diseminado brotó lleno de vida.

Redoblo la apuesta. Reimprimo la esperanza. Me apropio de sueños fecundos. Me aferro cada día un poco más a esta vida.

martes, 20 de julio de 2010

DEVOCIÓN


Hay días como hoy en los que pienso en el arraigo de los verdaderos afectos. Se revolucionan los avisperos, muchos buscan llenar el espacio por imposición y yo trato de observar desde un costado para entender lo real de todo esto.

Busco un abrazo, una cercanía, una distancia que no aleje... y eso lo encuentro en mis raíces de siempre, las añejas, las más firmes. A ellos los valoro, los cuido porque son mi tesoro. Son mi esencia, el centro de mi tierra. La verdad que busco y siempre encuentro.

También me sorprendió la vida un par de veces con algunos que sin conocerme pretenden hacerlo desde siempre y aceptan mi verdad y mi miseria. Me abren su realidad e iluminan la mía. Esos los bendigo y los agradezco. Los acompaño y los dejo entrar.

Pero sobre todo, en momentos semejantes, me planteo sobre aquellos a los que solo les fui de utilidad; esos por cuya vida pasé de manera funcional sin posibilidad de trascender en el vínculo. Aquellos que ante otros afectos más convenientes y momentáneos me consideraron caduca y me juzgaron como antes no lo hacían. El dolor que ellos me hayan provocado alguna vez, en este momento de tanta alegría recibida, se cura, se renueva y se capitaliza.

Como digo de vez en cuando, que el pasado vuelva para ver nuestro firme presente y asumir que ya nunca podrá volver a ser. Nunca como el de antes. Sí para ser mejor que el de siempre.

jueves, 15 de julio de 2010

CACERÍA INFINITA

Quise ser en la vida nada más que lo que soy.
Un poco más de lo que creo.
Mucho más de lo que tantos imaginan.
Infinitamente más que de lo que fui hace un segundo.
Y muchísimo menos de lo que un ego sin recato puede empujarme a buscar.

Quiero ser tantas cosas y ninguna. Quiero contradecirme en la certeza y definirme en la duda. Acoso y escondite.

Y fui. Y sigo siendo. Y nada de lo que me está tocando ser tiene que ver con perspectivas pasadas. Es tan solo el resultado de una búsqeuda y la búsqueda misma, simultáneamente... diferente...

Puedo ser risa colorada y compañía de luz.
Lágrima de ausencia y nostalgia de un origen.
Aire del sur. Rocío de puerto.
Dulzor de manzanas. Amargura perpleja.
Instante. Infinitud.
Persecución. Encuentro.

Principio.
Fin.
Y renacimiento.

Puedo nacer y morir en vida. Ser semilla, sembradío, lucro y caridad.
Puedo y quiero, pero nunca sabré... Nunca sabré qué soy, qué me falta y qué dejé de ser.

Hace un segundo. Hace una eternidad. En este preciso recorte del tiempo.

LEER Y ESCRIBIR (F.P.)


El que lee escribe. Escribe y reescribe al leer lo que lee. Destroza y derrumba lo que lee, porque eso en cierta forma se llama interpretar, adecuar, acomodar. El que lee destruye lo escrito a medida que lo va leyendo y casi simultáneamente lo tipea en su cerebro, en su intelecto, a su manera. El que lee decodifica continuamente lo que lee para entenderlo y comprenderlo y si no le gusta o no entiende lo que lee lo tritura, lo reprocesa y lo arma otra vez y de otra manera que le sirva. Entonces... ¿sirve escribir? Sí, por supuesto que sirve, porque algo siempre queda y algo siempre le gusta al que lee. Lo que me pregunto es si sirve de manera didáctica, si sirve para hacer y hacerse entender, si sirve para que el que escribe se explique y explique lo que tenía en la cabeza… porque no es un secreto, el que escribe se va explicando y va explicando para tratar de entender lo que acaso nunca escribió. (...) ¡Atención!, muchísimas veces el que escribe tiene suerte porque el que lee embellece lo que lee, lo mejora y lo readapta a beneficio del que escribe.

¿Para qué lee el que lee? ¿Porque está aburrido? ¿Por qué quiere entender algo? ¿Por qué está solo? Muchas veces el que lee lee porque está enojado y quiere entender, quiere que alguien le explique urgente lo que no entiende, quiere que alguien lo acompañe en su soledad de no entender, ya sea la vida, una traición, un amor, un decreto de un diputado.

También sucede muchas veces que el escritor está enojado o aburrido… y por qué no solo, y por eso escribe. Escribir y leer son casi la misma cosa. Escribir y leer son cosas totalmente distintas. Escribir y leer son a veces un baile que se va desarrollando en cámara lenta desde que el escritor va tramando las palabras, las imprime, las registra, el papel se desprende de las manos del que escribe, inicia su viaje al lector y el lector empieza a leer.

[...] Las millones de opiniones, los millones de corazones, los millones de cerebros y de almas a los que llegan los escritos son culpables de su deformación y de su nueva intención en muchos casos, sea para mejor o para peor esto es inevitable.

Me llena de esperanza que siga habiendo escritos, escritores, lectores y lecturas; eso significa que estamos tratando de hacernos entender, estamos tratando de salvarnos mutuamente. (...) Aplaudo al que escribe, me pongo de pie ante el que lee, a lo mejor algún día ocurre un milagro y todos nos hacemos entender.

[...] Me aterra el malentendido, la destrucción del lector, lo que el que lee reescribe. Me da pánico que el que lee escriba otra cosa, otra idea. Me aterra que el que lee haga de mí un nuevo ser, una nueva persona, un nuevo escritor. (...) que me reconstruya y que me haga de principios o ideales que no tengo.

Me tranquiliza no tener control sobre eso, me calma y me relaja no saber quién es el que lee. Tiemblo también porque muchas veces quiero matar al que leo, porque lo que leo no me gusta. (...) Me tranquilizo. Tal vez el que lo lee lo disfruta y le gusta. Tal vez el que lo lee desconfía de mi firma. Tal vez el que lo lee lo reescribe y nunca leyó lo que quise escribir.

miércoles, 14 de julio de 2010

CADA VEZ MÁS TRANSPARENTE

Sos ese amor en serio para gente no tan seria.
Ese de conceder para permitir adoptar.
Ese de encomendar para dejar caer.
Ese de levantar para rastrear.
Ese de olvidar para procrear.
Ese de frenar para prosperar.
Ese de dejarse avasallar para compensar con paz.

Sos ese que no puede ser otro. El de mi longitud, volumen y regla.
Ese que en la playa y con espías, ignoró mi pesado morral y prefirió socorrerme.

TRAICIÓN-ERAS

Y una vez más fui útil para tu deleznable concepto de las relaciones: me usaste como verduga de tu conciencia porque no pudiste asesinar tu anterior ser usando tus propias armas.

Y con esa energía robada, reviviste lazos pasados.

Pienso en aquel asesino, doblemente asesino. Ese que no solo quita una vida sino que lo hace por la espalda.

No puede mirar a los ojos.
No soporta su reflejo en las pupilas de otro, por cierto, inocente.

Y si lo pensás, vos hace rato que no podés mirarme a la cara.

lunes, 12 de julio de 2010

LICENCIADA EN POUR LA GALLERY

Hacer la vista a un lado, el cuerpo a otro costado y el alma detrás, solo te llenó de culpa y ensanchó el abismo.

No habría que mirar la vida a través de lo pasado porque solo se consigue traerlo incansable para congelar el presente.

No tendrían que alimentarse los deseos para transformarlos en necesidades incumplidas. Eso es colmar el oeste de falsas promesas que solo desilusionan la conciencia de lo que todavía se busca llegar a ser.

No debería tampoco ignorarse lo que ya sucedió, porque no hacerse cargo es un acto irresponsable.

Pero sí habría que resignificar lo que ya dejó de existir para que renazca bueno en el futuro, una herramienta que no nos juegue de enemigo.

Hay cosas que yo nunca olvido (y es obvio que no haré) porque las metabolizo sin que me descompongan.

Miro el camino recorrido como un hecho sin retroceso que se compone de cosas rotas, rasgadas, desaparecidas o engrandecidas. Están todas ahí, quedan todas ahí. No vuelven por un acto de su voluntad, sino que yo las traigo para enfrentarlas al presente y así vean que nunca serán otra vez. Es mi forma de ganarles siempre la batalla.

Por eso, ahora conservo a flor de piel aquella vez en la que casi caigo por pisar un puente que estaba podrido y no respetaba a sus transeúntes. Sucede que eso me recordó que mi espíritu de supervivencia no se extingue, que mis sostenes son los de siempre y que los espejitos de colores no caben en mi mochila. Porque no se desprecia nunca a los que se entregaron a nosotros sin doble interés.

Y pude correrme del lugar de victimaria en el que te convenía ponerme, ahora más que nunca, más que siempre. Yo era tu mejor excusa, tu muro de los lamentos, tu río que lava las culpas. La justificación de eso que elegiste pero todavía te pesa y no sabés por qué.

Yo lo se pero no te lo diría, porque ya me convertiste en tu cabeza en algo que no soy. Y porque el orgullo te taparía los oídos para seguir filtrándote las verdades.

Y podrás usar el arte para decirte, porque te representa. Lo hace con su carácter intrincado, adaptable al criterio de cada persona, impredecible. Podrás usarlo para que los demás tengamos que vivir interpretándote, vivir suponiendo, sin saber qué esperar de vos porque nunca terminamos de conocerte (mientras vos, obvio, creés que el problema es la neurosis de los demás que se niegan a aceptarte).

Pero no podrás ser arte ni encarnarlo ni vivirlo, porque todavía no encontrás aquello que se debe representar: Ser vos por vos.

Por tus afectos. Por tus defectos. Por tus opciones. Por tus acciones. Por tus errores. Por tus aciertos. Ser por voluntad propia y no por lo que los demás no llegan nunca a ser con vos.

viernes, 9 de julio de 2010

MATRIZ

Es mi procedencia. Soy su edificación.

Soy fruto de su aliento, su vehemencia, su entusiasmo, su esperanza. Extensión de su principio, su germen, sus causas, sus fundamentos.

Es oda a la ilusión, garra de felina, fortaleza de gigantezca, entrega de diminutez.

Ascendencia y descendencia confluyen en mi y en ella. Somos un espejo y un contrapuesto. La desafié, la obedecí, la compliqué, me remedió.

Nada más puedo pretender allá en mi futuro que una porción de su entereza para ser quien se debe ser lejos de los clichés del facilismo.

Es mi madre, mi origen, mi mitad, mi entero. Ella me dio la vida, mi vida. Una de atacar, refutar, encarar, impedir, combatir, estorbar y neutralizar. Me mostró un camino, me abrió la jaula, soñó para mi y escondió sus lágrimas. Un sacrificio. Un despojo. Todo amor.

Fui quien quise, soy quien soy y seré todavía no se qué. Pero cuento con certeza entre mis pocos tesoros, su mano en mi corazón y su huella junto a la mía aunque no se lo pida, aunque crea no necesitarlas.

Es imperceptible y casi un huracán. Es fortaleza y fragilidad. Es pálida y morena. Es llanto y carcajada. Es exacta e imperfecta. Es contradicción. Es absolutismo. Es toda, pero toda y más que nada.. la más enorme mujer.

Te amo.
Feliz cumpleaños.

lunes, 5 de julio de 2010

TARDE DE ZORROS Y CUERVOS (HERIDA DE HUMANIDAD)

Siento un tufillo a rechazo y dscriminación que muere por explotar e invadir la ciudad toda. Bichos venenosos agazapados esperando ver a alguien tropezar solo por dos motivos:

1) La intolerancia ante el hecho de que un "inferior", alguien al margen del sistema, uno de una villa de por ahí de la que nunca debería haber salido, haya podido explotar un don y conquistar el mundo. No digieren el mensaje de aliento que significa que alguien desde tan abajo llegue tan alto. Es peligroso para sus planes.

2) Su propia incapacidad para conseguir algo con esfuerzo, vida y corazón. Es decir que si ellos no pueden superarse a sí mismos nadie a su alrededor deberá. Si ellos no pueden trascender desde una cuna de cierto privilegio ¿por qué puede hacerlo alguien que ni siquiera terminó la escuela?

Hay un desprecio total por lo que se tilda de "populista" y se transforma algo que eleva los espíritus de mucha gente, en supuesta pura mierda de la que solo come la gente sin criterio. Y yo de fútbol algo entiendo pero no creo que sea lo que acá se está juzgando. Esto se trata de ideologías, sistemas y bajadas de línea.

Los que fueron ayer a buscar la estocada final a la supuesta "humillación" de ese grupo de trabajo, volvieron a su casa con la cola entre las patas. Y ahora lo miran por TV, como vimos todos la televisación del morbo y el aprovechamiento que hicieron de él cuando más bajo había caído en su vida y estaba a punto de perderlo todo.

¿Por sus propias elecciones? Sí. ¿Él pagó los platos rotos? Sí. ¿Hizo apología de sus errores? No. ¿Hicieron los medios apología de la enfermedad y la omnipotencia? Como nunca.

Y cuando pudieron elegir entre dejarlo en paz para que se repare o treparse a los muros y aprovecharse de su nublado razonamiento, eligieron lo segundo. Y no solo eso, sino que además siguieron usándolo, esta vez como bandera de la mediocridad profesional de sus periodistas.

En lugar de humanizarlo demostrando que se puede salir y volver de los errores se pretendió evangelizar las buenas costumbres usando como ejemplo la piltrafa en la que nos convertiríamos si fuéramos como él. Quisieron que fuera la representación de todo lo que no se debe hacer sin reivindicar su lucha por mejorar y arreglar.

A esa gente que solo puede imponer su pensamiento cuando el "oponente" cae y está abatido les deseo un 0,1% de lo que este señor tuvo que vivir. Porque existen esos seres que no logran entender situaciones ajenas si no les tocan el propio pellejo. Gozan de una incapacidad total para la empatía, la piedad y la comprensión.

Lo que siento profundamente es que volvió un sentimiento de identificación y de satisfacción. Tantas personas reconociendo un esfuerzo es un gesto de construcción y perspectiva que no sentía hace mucho. Una recuperación del espíritu deportivo por sobre el espíritu competitivo; perder pero con convicción en las ideas; fomentar el trabajo en grupo capitalizando las singularidades en lugar de divinizarlas.

Comprendo que en una época de individualismo total a muchos les parezcan innecesarios la motivación y el buen clima pero confío en que es lo que llevará a buen puerto en esta época en la que todo intenta oler diferente.

Si no soportamos que se lo endiose, no esperemos que no se equivoque, que no tropiece, que a veces no acierte como si fuera - de hecho - una deidad. Con la mirada de un planeta todo sobre él, así tuvo y tiene que vivir. Yo no sería muy capaz de eso, creo, y aunque la mayoría de las elecciones que hizo para su vida no son las mismas que hubiera hecho yo, no puedo hacer la vista gorda ante un ser que pudo reverdecer tantas veces a pesar de las obstrucciones.

Es un ser humano. Como yo, como vos, como muchos. Humanamente somos iguales. Y pensemos si cada uno de nosotros es capaz de volver a nacer de esa manera. Juzguemos menos, hagamos más y encarguémonos de sembrar visión de futuro desde nuestra propia casa hacia afuera. Empecemos por nosotros y después ocupémonos de los demás.

sábado, 3 de julio de 2010

ACORDES DISONANTES


Compañías momentáneas. Relaciones por conveniencia. Afectos revividos. Acumulación de personas. Pasado dividido.

Multiplicidad de ramas. Escasez de raíces.
Abundancia de risas de vidrio. Sequía de hombros firmes.
Soledades rellenas. Presencias vacías.
Gula que los llevó a la estupidez.

Veo. Se reproducen. Invaden. Pero su carácter acaparador, aparentemente absoluto, no las convierte en verdaderas, únicas e irrepetibles.

viernes, 2 de julio de 2010

RECETA PARA DIGERIRTE A VOS MISMA (Tortilla de papanatas sin nada de huevo)

Quisiera que consigas un poco de criterio y lo coloques en un bol. Luego te pediría que lo mezcles con dos tazas de memoria, hasta que se integren de manera homogénea y que lo zazones a gusto (pero con moderación) con unas pizcas de identidad propia.

Hidratalo con tus lágrimas de cocodrilo y deja todo marinando en la mesada hasta que doble su volumen (más o menos como tu ego).

Mientras tanto, podés aprovechar para darte una ducha y lavar bien bien todas tus culpas.

Cuando veas que la mezcla levó lo suficiente, sacá la preparación del bol y hacé una esfera con toda la masa, tomando como referencia el bollo de inseguridades que tenés en tu cabeza.

Acto seguido aplastalo bien, así como hacés con la confianza que la gente deposita en vos, hasta obtener un círculo de 1 centímetro de alto por lo que se te cante de diámetro.

Calentá la grasa de tu discernimiento en una sartén a fuego fuerte y arroja la tortilla en ella sin piedad. Dorala vuelta y vuelta y cuando esté lista servila en un plato bien bien ostentoso.

Como guarnición prepará una ensalada con tus palabras y las sobras de ideología que tengas en la heladera y deglutitelo todo hasta el último bocado.

Como maridaje se aconseja un buen vino de misa, que complementará a la perfección este menú de hipocresía total.

Salud y que te aproveche.