jueves, 15 de diciembre de 2011

ENTONO AZUL

Somos pentagrama en blanco.

Nos decimos al tiempo que componemos la idea sobre nosotros.

Los ímpetus, a veces, no le hacen justicia a la delicadeza de las armonías, pero yo no me avergüenzo de desafinar de vez en cuando.

Puede traer calma desentonar por un ratito.

Porque la belleza es imperfecta. Es borrón, es cuenta nueva, es un pero, incorreción.

La belleza es cambio. Es sobresalto. O nunca será nada.








miércoles, 14 de diciembre de 2011

EL MUNDO EN MI RINCÓN

No soy propiedad de nadie, ni siquiera de mi misma. Con eso como principio de todas las cosas ('mis' cosas) puedo vivir sin miedo.

Sin miedo a que me amen.
Sin miedo a mirar y ver.
Sin miedo a que me admiren.
Sin miedo a que me hagan sucumbir.

No me asustan los sentimientos porque no me urge convertirlos en accionar inmediato y no los juzgo porque no constituyen una elección. Van apareciendo como puntos en un mapa que todavía nadie dibujó.


Ante cada uno me dispongo a apaciguar y reiniciar, conociendo que nada es permanente; porque está en mis manos acuñarlos y forjar para ellos la esperanza de ser algo más.

Algunos son repentinos y otros maduran en silencio. Esporádicamente, unos pocos, tienen el destello de lo inevitable. Cuando los percibo me aferro, los mido y los dejo ser.
Y esos últimos, que pueden ser los más bellos y los más monstruosos, son los que me liberan, abriéndose paso como fuego desde mi ombligo hasta mi cabeza.

El tiempo frena imperceptiblemente para poner las cosas en su lugar y retoma su andar; y yo no sufro porque se que va a volver cuando nazca en mi otra corazonada.

Sin hostilidad ni revancha, me empapo de vida... ese recorrido que bordea el pavor pero no lo ignora.

Ahora me apuñala una pulsión natural e incontrolable de escudriñar y lo único real en estos casos es la certeza de que sospecho.

Es necesario saber que la vida es un vacío al que cada uno le da forma y contenido.

Regalarse un cambio de vez en cuando, eso no está nada mal.

Pisar fuerte. Ir liviano.

Llorar los candados. Amar la pasión.

Peregrinar con el ojo en la sangre.



EL AUTOR DEL DIBUJO Y DE LA FRASE QUE CIERRA EL POST ES ESTE ENORME TALENTOSO: lodegalez.blogspot.com

lunes, 12 de diciembre de 2011

FRENESÍ


Cómo vivir sin considerar que la eternidad de todo, alguna vez, fue puesta en duda.

Cómo avanzar sin entender que, sencillamente, todo puede acabar.

Prefiero siempre a los que pueden encontrar la magia en los detalles, lo grande en las pequeñas cosas, con la misma naturalidad con la que respiran.

Y excitan, e impulsan, y enardecen.

Los otros, los rebuscados, solamente pretender exhibir su erudición y, con eso, dejan traslucir sus aires de superioridad.

Y no provocan, y no atraen, y no sugieren.

Ojalá siempre haya alguien que me incite con pocas y exactas palabras, porque lo peor que podría pasarme es nunca más sentirme estimulada.

No podría abandonar los sueños, ni detener mi intuición, ni dejar de buscar los recodos del recelo.

No soportaría verme apresada y que ya nada afectara mi imaginación; la incertidumbre vertiginosa de lo desconocido es lo que me hace sentir viva.

Soy incesante.

Necesito atravesar los sacudones intelectuales, las cosquillas en el cerebro, las chispas de la sorpresa.

Amor también es entender la incitación que provoca el afuera, lo ideal, en el otro.

Traición es querer cercar su intimidad abstracta.

Acertar es no considerarlo nunca una posesión.

No soy tuya, me doy a vos.

No sos mío, yo te espero acá.

Y así..

cuando el ardor se comparte...

todo, otra vez...

se vuelve perfecto.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

RECUERDOS

lunes, 28 de noviembre de 2011

CIRCUNVALACIÓN


Yo ya estuve acá. Ya deambulé estos caminos, ya zapateé su polvareda, ya me sacudí su nube gris.

Yo ya conozco la adrenalina de una bifurcación, la paz de una recta, la diversión de correr un declive, el sudor de escalar.

Yo ya conozco, ya vi, ya olí. Ya toqué y ya me dejé.

Yo ya me codeé con estas dudas, pero siempre, siempre retorno a husmear.

Soy como un árbol, con raíces que lo secundan y ramas que lo redefinen.

Zarpas de piedra, venas de fuego, maleable corazón de esponja.

Si me estanco muero. Pero si no me detengo, dejo de saber quién soy.

Y es todo ensortijadamente sencillo: aunque me vean, eternamente me voy.

Sucede que irme es la única manera que tengo de saber por qué vuelvo.

martes, 13 de septiembre de 2011

DE DUDAS, VEHEMENCIAS Y DIGNIDADES

Saber la vulnerabilidad. Conocerla. Hacerla carne. Sufrirla y asfixiarse con ella. Volverla parte del alma y amarla por su sencilla forma de incitarnos.

Ahí está la fragilidad de todas nuestras cosas, ese carácter consustancialmente caduco. Ahí está siempre la conciencia de que todo es movimiento, de que nada se estanca, de que todos somos un mar de olas sin poder dejar de oscilar.

Porque la frustración no avisa, es espontánea. No prepara y no distingue. Es repentina. Y lo que amortigua sus cachetazos son los reflejos de un espíritu libre de toda fatuidad.

Cualquiera sea el derrotero, desde el principio conocemos el final. Y al poder intuirlo, abrazar el dolor que provoca y arañar hasta salir las paredes de las apariencias, es que logramos rozar la suave, deliciosa y efímera eternidad.

No cuentan aquí las miradas ajenas, los juicios infundados de los que temen que no sintamos temor. Dar por sentado suele ser un error y ese es un lujo del que solo pueden gozar unos pocos.

Podrán verme llorar, ignorando sus propias fisuras. Y conseguirán la negación sintiendo lástima por mi. Y quizás, hasta se empujen a sí mismos a verse sobresalientes. Todo merced a la falsa perspectiva (la ilusión de magnitud) que pueden otorgar las penas ajenas cuando se miran desde la imperceptible altura de un ombligo.

Mientras tanto yo, mi humanidad, mi imperfección, mi incapacidad, vamos siempre nadando obstinadamente en la aflicción.

Y no hay sobresalto ni recelo en ese dulce desencanto.

Es que para los apasionados, los desenfrenados, los desprolijos, hay aguas que no podemos evitar surcar si pretendemos apaciguarnos en la irregular e intermitente paz interior.

viernes, 24 de junio de 2011

ES TIEMPO

Ebulle.

Ebulle antes de hervir.

Ebulle.

Ebulle y está a punto escaldar.



En esas situaciones que vislumbran finales conocidos pero no pueden evitar la incertidumbre, es donde se exhiben las caras, se definen las figuras.

Así, podemos ver los cerebros que se creen de caviar, que adoctrinan e intentan adiestrar. Se revuelcan en una especie de ego, se deleitan con su escaloncito más arriba. Chapotean en un charquito de detalles y los agrandan para vestirlos de importancia. Es una hábil pero burda manera de evitar embarrarse poniendo las patas en la trascendencia del compromiso. Es que elevarse da vértigo; hacer es de valientes.

Podemos creer que no somos sin nuestro opuesto y hasta podemos necesitarlos; pero siempre, SIEMPRE, primero debemos establecer nuestros propios límites. Es la única manera de no terminar mimetizándose con aquello que criticamos.

Hay momentos para enroscarse en las ideas y hay otros para detenerlas y ponerlas en acción. Lo próximo, casi urgente; lo que nos toca con el dedo en el hombro, es la inminencia de actuar.

Dejemos las discusiones ombliguezcas, alejémonos de los pensamientos afectados y condensemos los conceptos. Hagámoslos reales y palpemos en ellos el futuro.

Es la humilde opinión de esta pequeña persona que, quien no puede desabrocharse de la autocomplacencia de los pormenores, está preso de su cobardía. Y esa inconsciencia total de las propias nimiedades se traduce en inconsciencia total del prójimo.

Nada se puede construir sólidamente sin valorar la solidaridad. Es la omnipotencia de creer que la inmundicia siempre está en la vereda de enfrente. Y esa es una displicencia que yo no me pienso permitir.

miércoles, 18 de mayo de 2011

BARAHUNDA INTERIOR


Ovillada y altiva, así alterno los minutos.
Y cuando encuentro eso que se encuentra sin buscar, reformulo los esterotipos y vuelvo a medir el impacto.

Entro y salgo del molde.
Cuando me aprieta, me escapo.
Salgo y me deformo.
Y vuelvo a entrar.

Abro los ojo y enceguezco.
Se acalambran mis pestañas.
Se saturan y empapan.
Y me dejo parpadear.

Impido mis pensamientos.
Se revelan y retuercen.
Después los emancipo.
Y vuelvo a desplegar.

Muchas palabras ya están en el viento. Otras en el aire. Otras las clavé como balas en su sien.

A ciertas consternaciones las arreglan los besos.
A otras, la inacción.
Vivimos todos sumergidos en esta dupla bestial.

martes, 10 de mayo de 2011

PRIMERA EDICIÓN!



LA COLOMBINA SE HIZO LIBRO!
PIDA SU EJEMPLAR A $20 QUE SE AGOTA!

martes, 15 de marzo de 2011

EL PLACER DE LO QUE NO SOY

Una persona que busca irritar constantemente es, por lo menos, narcisista. Se dedica a provocar y medir la paciencia del otro. Ese es su parámetro de la importancia que tiene para la mirada externa.

Lamento los días en los que registro su presencia y lamento regalarle mi vulnerabilidad para el regocijo de su sadismo hipócrita. Cuando no subo las barreras dejo que pase su porquería, dejo que desordene mi humor. Le permito desplegar su cola de pavota real y me olvido de encender mis defensas.

Siempre, sin embargo, llega un tiempo de salir, de alejar, de recuperar la perspectiva. Y en ese tiempo es cuando sobreviene la tranquilidad de reconocerme plena, porque se da vuelta la taba, porque es ella la que se transforma en medida: la medida exacta de lo que no soy.

Y todo lo que me convierte en su opuesto, reconforta profundamente mi alma.

miércoles, 9 de marzo de 2011

MENZA



El pobre resultado de una vida servida en bandeja te nubla el valor del esfuerzo ajeno y sobrevalora tus acciones.

Lamentos glotones. Rebeldía vacía. Vara obsecuente. Avaricia sobresaliente.

Cocorita de pacotilla. No confundas tus bajezas con brillantes elecciones.

Tu insistencia en arruinar, opacar o menospreciar el espacio del otro solo me deja pensar que no sabés ni donde estás parada. Perdida en la vida, te irritan los pies de plomo. No creo que hayas descubierto qué lugar te pertenece, qué esencia te da la vida. Y eso, estoy segura, debe ser perturbador.

Yo soy impulsiva, intempestiva, avasallante, inoportuna, improcedente. Soy todo lo miserable que el mundo quiera.

Pero algo nos diferencia y no lo dejo de celebrar: Yo no escondo mis porquerías, yo no velo mis desechos.

lunes, 7 de marzo de 2011

QUEJARSE DE LLENOS

No puedo ya evitar. Solo puedo asumir y reformular.

La idea de libertades individuales es claramente vaga e inconclusa en momentos en los que las decisiones personales se transforman en un camino para victimizarse. La felicidad pierde su sentido porque se usa como daga para clavar en el golpe bajo, y todo aquello objetivamente bueno es ahora excusa para sentirse damnificado.

Detesto las excusas baratas sin un dejo de introspección y sinceridad con los que conocemos el origen real de esas explicaciones.

Y me rapta un segundo maldito de confusión. Y me reconecta con mi egoísmo. Y critico lo que yo misma estoy haciendo.

Y me salva un segundo heroico de dignidad. Y me muestra la esencia de las buenas intenciones. Y celebro la diferencia entre mi camino y aquel otro.

Las cosas florecen aunque no quieran, porque sus raíces son inevitables. Y las personas emergen por la inercia de su propia esencia. Los embusteros, los doble faz, los reales, los imaginarios. Todos, tarde o temprano, mostramos nuestros destellos y nuestras sombras. Y esas exhibiciones de individualidad arman el mapa con el que caminamos junto y a través de los demás.

Entiendo que nunca voy a impedir lo que para mi vara es injusticia y siempre existirán los seres ventajeros, pero me codea cómplice la coherencia, que es amiga de mi paz interior.

La vida sin esperar lo que el otro no quiere ni puede dar, ofrece caminos más llanos y directos. Y las decisiones egoístas de hoy, son un bártulo más en la mochila de los inconcientes de toda desconsideración.

PAREN LAS ROTATIVAS

Ya vengo. Ya vengo. Estoy midiendo la distancia entre mi concepto de justicia y mi criterio de autovaloración.

lunes, 21 de febrero de 2011

BRILLO INEXACTO


Contoneos, pavoneos, embustes oscilantes
Sinsabor de lo frustrado, favor de los mandantes
Llenando silencios para anclar su alma hueca
Disimula los infundios de su pobre cavilar

Futil fusil que dispara vacío
Disfraza con tapujos su eficiente vanidad
Cara y ceca de lo trashumante
Teme fervorosa la ignorancia de uno más

Comandante y amante
Cachetada y candonga
Necedad y torpeza
Impostura y pavor

Ceremonias paganas de espejos que adoran
Huellas que se borran con los guiño sin fulgor
Un espíritu que grita buscando miradas
Porque hace un tiempo que sabe cuánto se perdió

Nada me subyuga menos que alguien que no vive pero pretende descollar.

lunes, 7 de febrero de 2011

HARDFACE

Así como existen las mañanas en las que uno empieza con humores indescifrables, más tarde existe el segundo en el que nos damos cuenta de por qué. Y si bien es alivianadora la clarificación de un mal día, también es perturbante darse cuenta de que una vez más nos hicieron caer.

Tengo muchísima consciencia de mi carácter y forma y aunque traté de moldearme por años, hay cosas que nacen en las raíces y me llegan hasta las ramas; cosas de las que me alimento para ser como soy y que si no existieran, desaparecería.

Y tal como soy lúcida ante mi propia esencia, lo soy con la de algunas personas. Y lo que más me alborota y amotina es que mi capacidad para filtrar sus malintencionadas pretenciones se vuelva a vulnerar y rendir ante sus artimañas.

No me considero imbécil, pero otra vez vengo a pecar de crédula. Lo que puedo rescatar de cada situación de estas, es que en cada una de sus reiteraciones el tiempo entre mi ignorancia y mi entusiasmo es cada vez más corto; y eso me permite avanzar con la esperanza de que un día no habrá tal brecha porque lo podré detectar o, al fin, convivir con ellas.

Por lo pronto conservo un dejo de indignación mientras vuelvo a repetirme que el origen de mis momentos de felicidad se originó en ese segundo en el que decidí no esperar más peras del olmo.

Y también, por el momento, puedo hacerme cargo de mis decisiones y, por consiguiente, no ocultarlas. Es más fácil dormir tranquilo cuando nuestras mejillas, nuestros ojos, nuestra nariz, nuestro mentón... cuando nuestra cara es blanda.