martes, 3 de febrero de 2009

¿SABER-ES?

¿Es el misterio recurrente, usina para el amor? Nada que permanezca siempre en su forma original conocerá la eternidad de abrir caminos.

Desconocer lo próximo nos mantiene atentos, nos relaciona profundamente con lo que nos es más cercano. Un corazón, una mente, una piel, una huella.

Quizás lo real es lo impalpable; y lo arcano y recóndito pierde verosimilitud en su imposibilidad de ser mostrado.
Aquello que rehúye nos ata, nos impulsa a la búsqueda, nos mantiene vigentes. Es el camino del mortal; sin búsqueda no hay existencia.

El misterio es magia, angustia, sustancia, maña y travesura. Y hay que soportar la amargura de la incertidumbre para asomarnos al vértigo del descubrimiento.


La certeza de que no existe nada cierto. Es una cadena que libera.