viernes, 29 de agosto de 2014

VOLOR


Besos blancos que de noche no se ven.
Yemas lejanas que hacen música sin fin.
Un segundo eterno vino a desatarnos.
Un pesar sospechado ayudó a redimir.

Abrir los poros y que se esfume
lo que el cuerpo estupefacto no quiere desacoplar.

Pasarle la carga al instinto del azar.
Hacerse un bollito. Fingir invisibilidad.

Te quise por distinto. Te deseo por real.

Hoy otra vez tuve ganas de tenerte,




(silencio)






y por eso te dejo ir.


miércoles, 26 de marzo de 2014

ABUR


Tiene el equilibrio perjudicado.
Confiar en su memoria del tiempo y el espacio fue una mala opción.
No se puede bailar al ritmo de un espectador indiferente sin terminar con los músculos afligidos.

Ahora será un rato de quietud. Un ruido callado. Un nudo elongado.

Y después lo mismo de siempre.

Chantarse la sonrisa.
Trenzarse con la frustración.
Zarparle la lata.
Y moverse para no esfumar.

jueves, 30 de enero de 2014

FINAL INCOMPLETO

Hay una dulce dificultad ubicada en el punto exacto en el que nos toca terminar algo que nunca empezó. Se trata de un llanto seco, ese que sucede cuando lo inesperado nos llena de miedo.

Nos estremecemos tanto ante lo que nos domina, que nos mitigamos en la costumbre. La tensión se corta porque no soporta enmudecer. Y también está la pasión, que nos azota con caricias, nos marca y nos lastima, nos enciende y nos incendia. Nos determina.

Hoy nos toca escondernos de la duda. Mañana quizás nos encuentre sin disfraz.

La sequía que deja la combustión de lo urgente no es para cualquiera.

jueves, 26 de diciembre de 2013

SÍNTESIS

A ciertas consternaciones las arreglan los besos desesperados.
A otras las alivia la quietud más brutal.

Vivimos todos impacientes, sumergidos y agitados,
en esta dupla bestial.

jueves, 10 de octubre de 2013

LIMBO


Me pierdo en las ganas de hablar del desgarro.
En las ganas de romperte, de soñarte espesa encima.

Me encuentro en el hambre de callar lo evitado.
En el hambre de aliviarte, de salarte las heridas.

Me despierto en lo definitivo, me duermo en el temblor.
El temblor de una foto incontable y exquisitamente arrugada por el vicio.


Qué fatal y qué delicia eso que también llamamos vida. 
Aunque no se pueda dejar ver.


miércoles, 9 de octubre de 2013

TEXTUAL


Anoche lloró hecha un bollo en un colchón. A veces le pasa. Tremendo follón.

Mientras se hundía en los resortes y las sábanas empapadas, en un viaje psicodélico de incertidumbre mal dosificada, se le cuajó un poco la vida. Otra vez.

Los sollozos mudos fueron un canto ritual, clamando por todos los soldados del desconsuelo: demonios, fantasmas blancos de amigos que fugaron, certezas, barro, rigor, y el abrazo en el oído del que siempre la encuentra para recordarle que no está sola.
El cliché de la tormenta que escampa la devuelve a la conmemoración de sus muchos muertos y de sus ningunos hijos, y adornando sus jirones se mete en la ruedita como un hámster sordo.

Lascivia y hastío. Flema y chucherías. Arcada y leche dulce. De ninguno de ellos podrá escapar jamás.

martes, 25 de junio de 2013

RESURRECCIÓN Y CUENTA NUEVA


Al fin y al cabo, el único que se muere de amor todos los días, es el tiempo.

Porque no todo lo que encontramos fue buscado.
Ni el presente atrofiado. Ni el futuro hambriento.

Nos postramos en lo incontenible.
Nos marchitamos cada noche.

La sorpresa nos duerme.
El apuro nos amaina.

El vacío es un reloj.
El antojo es eterno.

Las agujas son destiempo.
La alarma es en el pecho.

El golpe es en los sueños.
El insomnio es de esperar.

El cambio es un grito.
El desprecio es un borrón.

La cuenta que nació vieja nos obliga a sumar.
Y la esperanza es verde como nuestra inmadurez.

Negro profundo como una garganta que no puede cantar.
Impenetrable de silencio. Arañazo de insistencia.

Hay lujuria en el desgarro.

Y las probabilidades no encastran en nuestra desproporción.
Y nuestra deformidad sin aire.
Y nuestro llanto sin paño.
Y nuestro ombligo salvador.

Al fin y al cabo, el único que se muere de amor todos los días, es el tiempo.
Pero a la vida no le importa, porque lo único que salva al tiempo, es el amor.

viernes, 31 de mayo de 2013

QUERELLA


No siempre estoy viva. A veces me duermo.

Hoy soy un pantano.

Movediza.
Evitable.
Espesa.
Ensuciante.
Demandante.
Indiferente.
Sedienta.
Voraz.

Un tanto bella para los ojos de los asumidamente imperfectos.
Bastante repugnante para los que gustan de barrer bajo la alfombra.

Siento cosquillas en mi centro.
Es mi paciencia, trepando como una araña manca.
Mientras tanto, torpe y confundida, tejo en mi cabeza redes que vuelven vacías.

Pero no puedo dejar de buscar. Nunca. Siempre.

En los momentos en que nos toca ser tierra líquida, es difícil no volverse toda alud.

Mis ojos nublados ya no encuentran esos dedos que decifraban de memoria.
Mi lengua muda ya no puede decirle a tu boca aquellas plegarias de fuego.

A veces, hay que gemir y destilar hasta convertir el barro en agua.

Todo lo que muere es, en ese mismo instante, algo naciente.
Ya estuvimos nadando ahí en tiempos viejos.
Sabemos, silenciosamente, que lo sucio es el espejismo premonitorio de un nuevo ensayo de la verdad.



(La imagen es de un cuadro pintado por mi abuela, Alda Gargini, 84 años, artista plástica de Gral. Roca, Río Negro, Patagonia argentina)

lunes, 18 de febrero de 2013

CLARIDAD


Todas las mascaritas se borran al final del corso.

Los vistazos que calaron en aquel pseudomundo, vuelven a sus casas satisfechas, verdes de gravedad, rojas de inocencia.

A veces, casi nunca, pasa un distraído que las ve esfumarse detrás de algodones, risas de feria y deber cumplido.

Y se estaquea en ese segundo inesperado. Se le acalla la sangre.

Los restos de pintura caen al piso, en paz por haber contado su cuento y conscientes de que mañana volverán a desfilar.

El desprevenido, en cambio, se aleja con el peso del desencanto.

En la rueda del tiempo llega el silencio.
Y un éxodo de espejos busca lavar conciencias.

Hola a todos. Hoy la tortilla nos muestra este lado. Días de muchas caretas y poco carnaval.

domingo, 27 de enero de 2013

VOLUTAS


De repente un día es un siglo, una evidencia es una cárcel y un antojo es un dolor. Te viste soltando el volante, para chocar de frente con lo que nunca supiste esperar.

Hay un instante en el que te imaginás invisible, mientras abrís la cajita y resignificás tus secretos. Se entierra como estaca en un tiempo que no es tuyo, para soltar el tesoro y ganar humildad.

Sabés, entonces, que esa bocanada no hace más que disiparse, porque así vino a vos y ahora no lo puede evitar. Se despoja y te libera, encerrándote sin querer. Bocanada de luz, que hoy te vuelve oscura, para que abras la puerta de una vez.

Y te veas.

Desatar, a veces, es amarrarte a lo que sos. En este instante, en este día, en este dolor.

No se puede abrazar el aire sin morir dos veces. Duele la certeza de que te vas a tener que curar.