domingo, 27 de enero de 2013

VOLUTAS


De repente un día es un siglo, una evidencia es una cárcel y un antojo es un dolor. Te viste soltando el volante, para chocar de frente con lo que nunca supiste esperar.

Hay un instante en el que te imaginás invisible, mientras abrís la cajita y resignificás tus secretos. Se entierra como estaca en un tiempo que no es tuyo, para soltar el tesoro y ganar humildad.

Sabés, entonces, que esa bocanada no hace más que disiparse, porque así vino a vos y ahora no lo puede evitar. Se despoja y te libera, encerrándote sin querer. Bocanada de luz, que hoy te vuelve oscura, para que abras la puerta de una vez.

Y te veas.

Desatar, a veces, es amarrarte a lo que sos. En este instante, en este día, en este dolor.

No se puede abrazar el aire sin morir dos veces. Duele la certeza de que te vas a tener que curar.

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