Ese miedo ajeno del que proyecta culpas.
Ese colmillo inocente del que huye de los espejos.
Ese disfraz del que quiere mutilar sus sospechas.
Ese fantasma que se enchastra el juicio y te culpa.
Ese payaso que se lava las manos en un charco de música.
Ese ser usina de eufemismos de pavor.
Ese listado de ciertas cosas que nos empujan a los toboganes que miramos de reojo.
Convulsión de neuronas. Qué precipicio de cerebro.
Días en que se puede ser ufanamente cualquiera. Esos que de tanto, mejor callarse.
viernes, 21 de diciembre de 2012
martes, 13 de noviembre de 2012
OÍDOS IDOS
Ojos de lengua.
Cicatriz de nacimiento.
Tranco sin legua.
Roca blanda endureciendo.
Río revuelto.
Ataque feroz sin risa.
Niño miedo envuelto.
Rezo de falsa misa.
Dedo de dos frentes.
Letras de garatusa.
Doble faz transparente.
Silencio, rayas y fusa.
Clamor.
Piña.
Cueva.
Letargo.
Llanto.
Espera.
Tragar.
Amargo.
lunes, 12 de noviembre de 2012
DIPLOMACIA DE BARRIO
Pa' disimular.
Uno de esos que pegan patadas a los mentones y después se mandan el gran corso.
Necesita el ruido para interceptar. Y para entorpecerse.
Pa' disimular.
Y así, todo nebuloso, termina creyendo que esa patada fue una caricia.
Digamos que también es para acariciarse un poco a sí mismo.
Pa' disimular.
Y se mira al espejo. Y se guiña un ojo. Oh, sí, mundo allá voy.
Y sale a la calle a repartir sus patadas.
Pa' disimular.
Después vendrá otra vez el carnaval que le adormezca los sentidos.
Una careta transparente y alto jolgorio.
Pa' disimular.
Impulsivo. Miente. Un poquito.
Impulsivamente y sin querer, inventa gritos mudos.
Pa' disimular.
martes, 2 de octubre de 2012
TODO LO CURA
Un enchastre. Sucio. Feo. Pero de las fealdades que buscan ser perfectas sin éxito, no de las bellezas con futuro, nacidas de la imperfección fea.
Virtualmente virtual. Poco virtuosas hazañas de pendenciero.
Esquiva el reboleo de sus cadenas de canchero de barrio, sin un corazón donde caerse muerto. O donde caer, aunque sea, a dormir un par de horas hasta volver a sentirse distinto. Hasta volver a no sentirse uno más.
Ahora amanece por vez quichicienta y camina por callecitas imaginarias. Callecitas bordeadas de tribunas atestadas de obsecuentes. Tan rebalsadas que no cabe ni un alfiler, no hay lugar ni para él, el rey de la calle. Y se aplaude. Se autoaclama. Clap clap clap.
A veces llegan los días en que los aplausos son cachetadas. Suenan igual. Pero duelen.
Una bolsa de guarrería. Gusto a poco. Nada rico. Todo con los demás demases que no intenta siquiera reconocer.
Un incurable enchastre virtual.
domingo, 30 de septiembre de 2012
SIETE SUERTES DE MALOS AÑOS
Vino la chusma del barrio a contarme una historia. La historia de un duende. Un duende impotente. Impotente en toda su polisemia.
El duende que salta del pote lleno de harina al espejo, para ver si se ve, para encontrar lo que no busca, para conseguirle un cuello apetitoso a su dientudo vacío de vampiro. Un cuello que no sea el suyo, porque está harto hasta de su propia sangre.
Pero se resigna, como todas las mañanas. Y vale la aclaración: para él la mañana no depende de las vueltas del sol. Sus mañanas son impredecibles, nunca sabe cuando llegan, nunca sabe cuánto van a durar. Son mañanas hijas de la ciclotimia. Sus mañanas son tantas como las persona que conviven adentro de su inconscientemente diminuto cuerpo.
Toda la blancura de ese polvo que lo vio saltar del plato, no cubre su oscuridad. Pasa que es tan grande su mundo de superstición, su mochila de cábalas, su inseguridad de volcán semidormido, que cree que nadie lo ve encapuchado. Pero bueno, piensa, eso es harina de otro costal. Relato de otro cuento. Imagen de otro reflejo.
Y agarra sus palabras, como si fueran martillos; y rompe todos los espejos, como si fuera un héroe jubilado. Es una metáfora inconsistente de luchador de molinos de viento.
Pobre duende. Odia ser uno más. Uno más de nosotros. Igual y distinto, como cada uno de los que somos uno más.
Y así, la chusma del barrio, va llegando al final de su chimento: todos somos el duende. La única diferencia es que este del que hablamos, cree que nadie lo ve.
Acá, los espejos, pensamos otra cosa. Y nos sentamos a esperar.
El duende que salta del pote lleno de harina al espejo, para ver si se ve, para encontrar lo que no busca, para conseguirle un cuello apetitoso a su dientudo vacío de vampiro. Un cuello que no sea el suyo, porque está harto hasta de su propia sangre.
Pero se resigna, como todas las mañanas. Y vale la aclaración: para él la mañana no depende de las vueltas del sol. Sus mañanas son impredecibles, nunca sabe cuando llegan, nunca sabe cuánto van a durar. Son mañanas hijas de la ciclotimia. Sus mañanas son tantas como las persona que conviven adentro de su inconscientemente diminuto cuerpo.
Toda la blancura de ese polvo que lo vio saltar del plato, no cubre su oscuridad. Pasa que es tan grande su mundo de superstición, su mochila de cábalas, su inseguridad de volcán semidormido, que cree que nadie lo ve encapuchado. Pero bueno, piensa, eso es harina de otro costal. Relato de otro cuento. Imagen de otro reflejo.
Y agarra sus palabras, como si fueran martillos; y rompe todos los espejos, como si fuera un héroe jubilado. Es una metáfora inconsistente de luchador de molinos de viento.
Pobre duende. Odia ser uno más. Uno más de nosotros. Igual y distinto, como cada uno de los que somos uno más.
Y así, la chusma del barrio, va llegando al final de su chimento: todos somos el duende. La única diferencia es que este del que hablamos, cree que nadie lo ve.
Acá, los espejos, pensamos otra cosa. Y nos sentamos a esperar.
viernes, 31 de agosto de 2012
SUB LIME
La piedra en el zapato de lo que quiere caminar derechito.
sábado, 25 de agosto de 2012
ESTOCADA
Juro que se puede morir leyendo. Una muerte de a pedacitos, silenciosa, sin dolor.
Yo acusaría a algunas palabras, esas que te hacen tajitos. Uno chiquitito a la izquierda, otro más arriba, otro a la izquierda y arriba. Y otro más, y otro más.
Lo peor es la ingratitud y su impune canallada; porque no vienen de a una, valientes, corajudas, calientes, literales. Vienen en grupito. Te patotean, como si fueran el más canchero del barrio, revoleando un miedo y una lección.
Y vos te las masticás, como si fuera un mandato ineludible. Y las tragás. Y las digerís. Y así te llenan de tajos. Por dentro.
Juro que se puede morir leyendo. Una muerte de arrebatos mudos, generosa, en loop.
Juro eso porque me he visto morir así. Y sentí también las cosquillas de volver a nacer.
Una bastarda. Una falsa plebeya. Una secuela de palabras que desaparecieron, pero no me dejan volver a ser la misma nunca más.
viernes, 24 de agosto de 2012
SINAPSIS DE FUEGO
Hoy es día de escribir sobre los destiempos del tiempo, porque la vida a veces se calla haciéndose la sorda.
Hoy es día de caminar por las propias cornisas, porque el miedo a caer esconde todos mis antojos.
Hoy es día de sentir nuevas arritmias, porque la cadencia de este baile me la soplan desde afuera.
Hoy es otro día de esos extractos de vida que cada tanto me suenan familiares.
Todos iguales por sus demandas de resolución.
Todos diferentes por sus consecuencias de trascendencia.
Hoy es hijo de un día antiguo y sabio, donde un viento del oeste me llenó las venas de primavera.
Hay días, como hoy, en los que no veo el sol porque lo aspiré todo y está quemando en mi cabeza. Esos en los que amanezco desfasada y sólo queda esperar dormir para despertar y reensamblarme.
miércoles, 22 de agosto de 2012
TOCANDO DESDE LEJOS
Cada día oruga.
Cada día capullo.
Cada día mariposa.
Desear sin caretas es saber que cada noche morimos.
Es sabernos defectuosos.
Es barro hasta la rodilla.
Es romperse.
Arreglar.
Uno que busca encuentros que eran de otros y la sangre que tapa borrones de cuentas viejas.
El deseo es convalecencia después de la trompada de la desfachatez.
domingo, 19 de agosto de 2012
GEMIDOS DE RAZÓN
Palabras que vuelan como flechas, que dan justo en el blanco de mi punto débil.
Las presiento desde un tiempo en el que su murmullo agigantaba mis poros hambrientos. Cierto apetito feroz las llamaba como un dulce autocastigo.
Son voz que engendra miles.
Son risa que anuda dudas.
Son deseo que nace sabiéndose preso.
Es difícil caminar atravesando olor a flores muertas. Hay bellezas que son veneno.
miércoles, 11 de abril de 2012
PERSPECTIVAS
Creo que a veces es más fácil aferrarse a causas perdidas, a dolores lejanos, a problemas de los que - en el fondo - sólo otros pueden resolver...
Mirar a los ojos a la angustia que está cerca, implica el compromiso de hacerse cargo de proteger.
Siempre va a ser más fácil patear al que está en el piso porque desde arriba todo se percibe más pequeño que uno mismo.
Pero, resulta que, no todos los días nos toca el rol del poderoso.
Mirar a los ojos a la angustia que está cerca, implica el compromiso de hacerse cargo de proteger.
Siempre va a ser más fácil patear al que está en el piso porque desde arriba todo se percibe más pequeño que uno mismo.
Pero, resulta que, no todos los días nos toca el rol del poderoso.
CORSO A CONTRAMANO
suenan los tambores y yo no se si bailar o huir despavorida
tengo el instinto intermitente y ahora busco dónde detener
necesito una desilusión, un error o una imperfección que disipe la incertidumbre
si siempre fui yo misma, pero nunca fui una sola, no veo por qué hoy debería ser la excepción
muy a mi pesar, hay cosas del alma que sólo se lavan con lágrimas
tengo el instinto intermitente y ahora busco dónde detener
necesito una desilusión, un error o una imperfección que disipe la incertidumbre
si siempre fui yo misma, pero nunca fui una sola, no veo por qué hoy debería ser la excepción
muy a mi pesar, hay cosas del alma que sólo se lavan con lágrimas
viernes, 24 de febrero de 2012
DEJARSE
a veces no sabemos llorar la urgencia
se vuelve ladrillo mojado el estómago
y pesan los muslos de una duda indecible
enmudecen las manos, es sordo el abrazo, queda ciego el corazón estupefacto
a veces gritamos por dentro en silenciola maraña de nudos de golpe se endurece
y detiene la tormenta un paredón de preguntas
chillan los ojos, pica el cerebro, clama el calor que le sobra al corazón
a veces lloramos hasta que todo es ridículo
la sensatez nos salva de una pequeña muerte
y la risa imprevista llega como un diluvio
ebulle la saliva, combustiona el aire, se evapora eso que casi nos mató
lunes, 30 de enero de 2012
CEGUERA
que tu espalda deje el peso
como un puñal en mi vientre
que hoy darme tu amor valga
lo que mismo que vivir tu vida
que me mires con urgencia
como si no fuera la misma
que me busques insistente
aunque no tengas heridas
que me abraces con la boca
que me entorpezcas la calma
que me empujes a mis miedos
que hagas trenzas con mis fibras
que renazcas cada noche
que te vuelvas como el día
que se abra tu alma brava
y me incendie en carne viva
como un puñal en mi vientre
que hoy darme tu amor valga
lo que mismo que vivir tu vida
que me mires con urgencia
como si no fuera la misma
que me busques insistente
aunque no tengas heridas
que me abraces con la boca
que me entorpezcas la calma
que me empujes a mis miedos
que hagas trenzas con mis fibras
que renazcas cada noche
que te vuelvas como el día
que se abra tu alma brava
y me incendie en carne viva
martes, 24 de enero de 2012
LOOP
y también, un día, se pone a prueba nuestra nostalgia
y se tensan las cuerdas de nuestra paz de rutina
y una música repentina nos seduce, y la razón se amordaza
y el cosquilleo nos estruja, y las fauces se sublevan
y nos atropella un grito mudo, y una mente nos deslumbra
y tanta perfección elemental nos paraliza
y nosotros escapamos, y ellos nos esquivan
y nos roban, en silencio, un gajo de fascinación
y somos cómplices de lejos, como reconociendo el destiempo
y queremos dejar sin tener que perder
y esperamos una próxima vida, porque de esos oasis vivimos
y velamos, resignados, lo que no podrá ser
y nos lamemos esa herida que es superficial
superficial como la cicatriz que deja la conciencia de nuestra mortalidad
y se tensan las cuerdas de nuestra paz de rutina
y una música repentina nos seduce, y la razón se amordaza
y el cosquilleo nos estruja, y las fauces se sublevan
y nos atropella un grito mudo, y una mente nos deslumbra
y tanta perfección elemental nos paraliza
y nosotros escapamos, y ellos nos esquivan
y nos roban, en silencio, un gajo de fascinación
y somos cómplices de lejos, como reconociendo el destiempo
y queremos dejar sin tener que perder
y esperamos una próxima vida, porque de esos oasis vivimos
y velamos, resignados, lo que no podrá ser
y nos lamemos esa herida que es superficial
superficial como la cicatriz que deja la conciencia de nuestra mortalidad
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