Creyéndome inmortal en la esfera de todas mis vanidades, un día advertí que soy la misma que puede dejarse dejar. Junto ausencia con presencia y esa es la vida-mi vida.
Me construyo empuñando palabras hasta que un miedo atroz me extingue.
El abandono perturba mis entrañas, me lleva a la medida ínfima de un grano de arena, y yo me percibo más cercana a un átomo que a la grandeza del mundo.
Un espejismo de felicidad, ceguera como placebo. El amor como un puñal, con el que puedo defenderme, herir y quitarme la respiración. Un lujo. Un peligro. Una elección.
No temo decir, por eso escribo.
Temo a veces hacer, por eso escribo.
4 comentarios:
parece que a veces recordamos...
las palabras son el paquete de la confusión. hacer, ser y decir: formas de creación y destrucción.
para que dejar comentarios si no son contestados?
no puede haber diálogo con interlocutor invisible y tema inexistente.
no se quién sos pero hablemos. De qué querés hablar?
gracias por volver a pasar por acá y por tus palabras!
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