miércoles, 17 de noviembre de 2010

PIEDRA LIBRE

Creo que no preciso demasiada suspicacia para percibirte en tu nitidez.

Ni bien alguien te ofrece una miseria, una debilidad, una pelusa negra en la blancura, allí estás vos para devolver cínicamente tu hombro inexacto.

Determino, luego de observarte por un rato no muy extenso, que lo que te es entregado como muestra de confianza es para vos una munición más para tu trinchera. Resguardada por dentro de tus inseguridades, te apoyás en todo aquello que - aunque ínfimamente - te proyecta superior. ¡Y qué bien te calza en esos momentos tu overol de altruista y comprensiva!

Te veo rústica en lo áspero pero no en lo original.
Te veo dura para la aceptación pero no para la templanza.
Te veo transparente en lo imperceptible pero no en lo genuino.

Es evidente el estancamiento.

Y no espero que crezcas ni aunque te rieguen todos los días. Sucede, en tu caso, que el principal problema reside en tus raíces.

Tus ramificaciones son tan supuestas e inefectivas que una hormiga hace más sombra que cualquiera de tus insolentes palabras.

No hay comentarios: