viernes, 10 de septiembre de 2010

ÉXODO


Fuerzas centrífugas desde las tripas la consumen, la tuercen, la transportan al futuro con la sola luz de un pensamiento.

Si deseando le crecieran alas, estaría zurcando el cielo en franca expansión de verano.

Es una y todas las aves juntas buscando el calor, huyendo del frío, creyendo en la tibieza como amparo del corazón.

Hay un nido ahí atrás al que siempre volver. Es tan sencillo como creer en el mundo inventado por su espíritu de niña. Pensar, recordar, recrear y viajar. La fe en la imaginación, la determinación y el encapsulamiento.

Ahora solo recoje hojitas y las guarda para lo que está por venir. Y un vientre agitado de inevitable naturaleza le marca la ruta hacia la plenitud de un merecido agasajo.

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