Dame toda una vida y otra más para pensar y voy a seguir afirmando: ¡viva la libertad!
Hablo de una libertad responsable. Hacerse cargo del propio destino. Ser librepensadores, libresvivientes, libresamantes. No impúdicos, sino soberanos. Dueños de nuestros actos y orgullosos de nuestros errores, hijos del sublime acto de elegir.
Porque mientras acá estemos seremos consecuencia de la inquebrantable cadena de nuestras decisiones. Y es por eso que me cuesta concebir algunas quejas. ¿A qué protestar cuando pudimos tomar otro camino (seguramente más difuso y dilatado pero con posibilidades de engrandecimiento interior) y preferimos el facilismo?
La duda subyuga. Y es muy peligroso confundir seguridad con sometimiento. Pseudo tranquilidad comprada con altas dosis de frustración.
Es que, obvio, da miedo pensar, da miedo saber de lo que somos capaces y más terror da la posibilidad del fracaso.
Pero yo creo una cosa: fracaso es eso. Temerle a ganar, que para el caso, es igual a no perder.
2 comentarios:
Es hora de perderle el miedo a perder.
yo te tengo miedo a vos... con eso que hago??? ;7
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