El tiempo me dirá si como lo hicimos está bien.
Una foto que todavía no me animo a descolgar.
El amor de mi vida que no me soñó a su lado.
Y yo.
Devuelta con una cachetada de mi eterno viaje hacia una luna sin miel.
Con un nudo en el estómago que me recuerda cuánto puedo amar; un espacio vacío que no enfría mi corazón sino que lo agranda y una certeza en la razón que se da la mano con mis convicciones.
No ha pisado este mundo quien pueda quitármelas.
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