miércoles, 11 de abril de 2012

CORSO A CONTRAMANO

suenan los tambores y yo no se si bailar o huir despavorida

tengo el instinto intermitente y ahora busco dónde detener

necesito una desilusión, un error o una imperfección que disipe la incertidumbre

si siempre fui yo misma, pero nunca fui una sola, no veo por qué hoy debería ser la excepción

muy a mi pesar, hay cosas del alma que sólo se lavan con lágrimas

viernes, 24 de febrero de 2012

DEJARSE


a veces no sabemos llorar la urgencia
se vuelve ladrillo mojado el estómago
y pesan los muslos de una duda indecible

enmudecen las manos, es sordo el abrazo, queda ciego el corazón estupefacto


a veces gritamos por dentro en silencio
la maraña de nudos de golpe se endurece
y detiene la tormenta un paredón de preguntas

chillan los ojos, pica el cerebro, clama el calor que le sobra al corazón


a veces lloramos hasta que todo es ridículo
la sensatez nos salva de una pequeña muerte
y la risa imprevista llega como un diluvio

ebulle la saliva, combustiona el aire, se evapora eso que casi nos mató



lunes, 30 de enero de 2012

CEGUERA


que tu espalda deje el peso
como un puñal en mi vientre
que hoy darme tu amor valga
lo que mismo que vivir tu vida

que me mires con urgencia
como si no fuera la misma
que me busques insistente
aunque no tengas heridas

que me abraces con la boca
que me entorpezcas la calma
que me empujes a mis miedos
que hagas trenzas con mis fibras

que renazcas cada noche
que te vuelvas como el día
que se abra tu alma brava
y me incendie en carne viva

martes, 24 de enero de 2012

LOOP


y también, un día, se pone a prueba nuestra nostalgia

y se tensan las cuerdas de nuestra paz de rutina

y una música repentina nos seduce, y la razón se amordaza

y el cosquilleo nos estruja, y las fauces se sublevan

y nos atropella un grito mudo, y una mente nos deslumbra

y tanta perfección elemental nos paraliza

y nosotros escapamos, y ellos nos esquivan

y nos roban, en silencio, un gajo de fascinación

y somos cómplices de lejos, como reconociendo el destiempo

y queremos dejar sin tener que perder

y esperamos una próxima vida, porque de esos oasis vivimos

y velamos, resignados, lo que no podrá ser

y nos lamemos esa herida que es superficial

superficial como la cicatriz que deja la conciencia de nuestra mortalidad

jueves, 15 de diciembre de 2011

ENTONO AZUL

Somos pentagrama en blanco.

Nos decimos al tiempo que componemos la idea sobre nosotros.

Los ímpetus, a veces, no le hacen justicia a la delicadeza de las armonías, pero yo no me avergüenzo de desafinar de vez en cuando.

Puede traer calma desentonar por un ratito.

Porque la belleza es imperfecta. Es borrón, es cuenta nueva, es un pero, incorreción.

La belleza es cambio. Es sobresalto. O nunca será nada.








miércoles, 14 de diciembre de 2011

EL MUNDO EN MI RINCÓN

No soy propiedad de nadie, ni siquiera de mi misma. Con eso como principio de todas las cosas ('mis' cosas) puedo vivir sin miedo.

Sin miedo a que me amen.
Sin miedo a mirar y ver.
Sin miedo a que me admiren.
Sin miedo a que me hagan sucumbir.

No me asustan los sentimientos porque no me urge convertirlos en accionar inmediato y no los juzgo porque no constituyen una elección. Van apareciendo como puntos en un mapa que todavía nadie dibujó.


Ante cada uno me dispongo a apaciguar y reiniciar, conociendo que nada es permanente; porque está en mis manos acuñarlos y forjar para ellos la esperanza de ser algo más.

Algunos son repentinos y otros maduran en silencio. Esporádicamente, unos pocos, tienen el destello de lo inevitable. Cuando los percibo me aferro, los mido y los dejo ser.
Y esos últimos, que pueden ser los más bellos y los más monstruosos, son los que me liberan, abriéndose paso como fuego desde mi ombligo hasta mi cabeza.

El tiempo frena imperceptiblemente para poner las cosas en su lugar y retoma su andar; y yo no sufro porque se que va a volver cuando nazca en mi otra corazonada.

Sin hostilidad ni revancha, me empapo de vida... ese recorrido que bordea el pavor pero no lo ignora.

Ahora me apuñala una pulsión natural e incontrolable de escudriñar y lo único real en estos casos es la certeza de que sospecho.

Es necesario saber que la vida es un vacío al que cada uno le da forma y contenido.

Regalarse un cambio de vez en cuando, eso no está nada mal.

Pisar fuerte. Ir liviano.

Llorar los candados. Amar la pasión.

Peregrinar con el ojo en la sangre.



EL AUTOR DEL DIBUJO Y DE LA FRASE QUE CIERRA EL POST ES ESTE ENORME TALENTOSO: lodegalez.blogspot.com

lunes, 12 de diciembre de 2011

FRENESÍ


Cómo vivir sin considerar que la eternidad de todo, alguna vez, fue puesta en duda.

Cómo avanzar sin entender que, sencillamente, todo puede acabar.

Prefiero siempre a los que pueden encontrar la magia en los detalles, lo grande en las pequeñas cosas, con la misma naturalidad con la que respiran.

Y excitan, e impulsan, y enardecen.

Los otros, los rebuscados, solamente pretender exhibir su erudición y, con eso, dejan traslucir sus aires de superioridad.

Y no provocan, y no atraen, y no sugieren.

Ojalá siempre haya alguien que me incite con pocas y exactas palabras, porque lo peor que podría pasarme es nunca más sentirme estimulada.

No podría abandonar los sueños, ni detener mi intuición, ni dejar de buscar los recodos del recelo.

No soportaría verme apresada y que ya nada afectara mi imaginación; la incertidumbre vertiginosa de lo desconocido es lo que me hace sentir viva.

Soy incesante.

Necesito atravesar los sacudones intelectuales, las cosquillas en el cerebro, las chispas de la sorpresa.

Amor también es entender la incitación que provoca el afuera, lo ideal, en el otro.

Traición es querer cercar su intimidad abstracta.

Acertar es no considerarlo nunca una posesión.

No soy tuya, me doy a vos.

No sos mío, yo te espero acá.

Y así..

cuando el ardor se comparte...

todo, otra vez...

se vuelve perfecto.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

RECUERDOS

lunes, 28 de noviembre de 2011

CIRCUNVALACIÓN


Yo ya estuve acá. Ya deambulé estos caminos, ya zapateé su polvareda, ya me sacudí su nube gris.

Yo ya conozco la adrenalina de una bifurcación, la paz de una recta, la diversión de correr un declive, el sudor de escalar.

Yo ya conozco, ya vi, ya olí. Ya toqué y ya me dejé.

Yo ya me codeé con estas dudas, pero siempre, siempre retorno a husmear.

Soy como un árbol, con raíces que lo secundan y ramas que lo redefinen.

Zarpas de piedra, venas de fuego, maleable corazón de esponja.

Si me estanco muero. Pero si no me detengo, dejo de saber quién soy.

Y es todo ensortijadamente sencillo: aunque me vean, eternamente me voy.

Sucede que irme es la única manera que tengo de saber por qué vuelvo.

martes, 13 de septiembre de 2011

DE DUDAS, VEHEMENCIAS Y DIGNIDADES

Saber la vulnerabilidad. Conocerla. Hacerla carne. Sufrirla y asfixiarse con ella. Volverla parte del alma y amarla por su sencilla forma de incitarnos.

Ahí está la fragilidad de todas nuestras cosas, ese carácter consustancialmente caduco. Ahí está siempre la conciencia de que todo es movimiento, de que nada se estanca, de que todos somos un mar de olas sin poder dejar de oscilar.

Porque la frustración no avisa, es espontánea. No prepara y no distingue. Es repentina. Y lo que amortigua sus cachetazos son los reflejos de un espíritu libre de toda fatuidad.

Cualquiera sea el derrotero, desde el principio conocemos el final. Y al poder intuirlo, abrazar el dolor que provoca y arañar hasta salir las paredes de las apariencias, es que logramos rozar la suave, deliciosa y efímera eternidad.

No cuentan aquí las miradas ajenas, los juicios infundados de los que temen que no sintamos temor. Dar por sentado suele ser un error y ese es un lujo del que solo pueden gozar unos pocos.

Podrán verme llorar, ignorando sus propias fisuras. Y conseguirán la negación sintiendo lástima por mi. Y quizás, hasta se empujen a sí mismos a verse sobresalientes. Todo merced a la falsa perspectiva (la ilusión de magnitud) que pueden otorgar las penas ajenas cuando se miran desde la imperceptible altura de un ombligo.

Mientras tanto yo, mi humanidad, mi imperfección, mi incapacidad, vamos siempre nadando obstinadamente en la aflicción.

Y no hay sobresalto ni recelo en ese dulce desencanto.

Es que para los apasionados, los desenfrenados, los desprolijos, hay aguas que no podemos evitar surcar si pretendemos apaciguarnos en la irregular e intermitente paz interior.