Así como vienen las olas a apisonar las orillas, el mar del tiempo vendrá un día efervescente de nobleza.
La paciencia es el mejor conjuro para hacernos invisibles antes los ciegos de criterio.
La espera es el único punto donde la esperanza y la inquietud se reconcilian por la pericia del dejavu y la convicción de un sano futuro.
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