viernes, 11 de abril de 2008

DE VALIENTES

¿Puede pasar que el dolor-vergüenza por la propia calidad de ser enceguezca?
Digo, hay existencias tan penosas que más vale negarlas.

Hay que tener pelotas para entrar en esa oscuridad de nuestras debilidades.
¡Demasiada auto-sinceridad duele, es como un auto-dedo en el trasero!
(Pero vaya si engrandece)

Es que gobierna el menor esfuerzo y reina el orgullo. Y así todo se vuelve fácil ante los ojos de los vagos espirituales. Cualquiera vive chapoteando en el despotrique.
Más vale enchastrarse con el barro de la mediocridad, total después nos lavamos con llanto (el nuestro... el de otros)

Luz verde, dirección ascendente. Si nos entendiéramos cada uno como una célula de revolución...


¡Atentos! Hay una bota buscando cada cuello.

Toda fuerza es productiva si es de adentro hacia afuera. Sale de mi casa hacia el mundo, de mi mundo al universo.

Tenemos todo a nuestro alcance: la palanca que arranca la acción, el ego que frena convicciones, el punto muerto que engaña cobardoides.

Cada uno elije. Para mi: afrontar, no evitar.
Solución no es lo mismo que disolución.

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