lunes, 17 de marzo de 2008

SIN INVITACIÓN

Estoy buscando el fondo del tirabuzón de la insistencia.

A veces me veo tentada a seguir provocando, jugar con los límites de su fuerza centrífuga, que es autodestructiva.
Es que más crece el tornado de la anti-resignación y más se hunde su víctima.
Y, lo juro, no lo puedo creer.

Siento pena y otra cosa al mismo tiempo.
Qué manera de vanalizar los vínculos, ser hereje con el culto de su propia autoría.

Haciendo todo el tiempo papeles secundarios con aires de protagonismo.
Codeándose con la humillación con apariencia de persona influyente.
Queriendo saltar más arriba que su propia cabeza sin tener de dónde agarrarse luego.

Jugar al drogado.
Usar careta.
Negar lo pasado.
Ocultar el rencor.

Del ridículo no se vuelve.

2 comentarios:

Javier dijo...

Mmmm del ridículo no se vuelve?
uhhh más de uno se queda pensando!

un beso seelie, nos vemos pronto!

nano zyssholtz dijo...

que fuerte