domingo, 14 de junio de 2015

MI SOSTENIDO

Las canciones que me hacen llorar hasta caer arrodillada, hasta hacerme consciente de la profundidad de mi ombligo, hasta que los huesos de los pómulos me empiezan a arder, son esas que hablan de que la vida se trata de ir rompiendo certezas.

Quizás es porque desde que nacemos, cargamos con una evidencia tan contundente e indestructible, que no podemos soportarla.

Hay que romper todas las demás.

La consciencia de que un día nos vamos a terminar, me domina. La música es lo que me va a salvar hasta que llegue ese momento final.

Ella me deja armonizar y me deja romper. Me arregla. Me hace empezar, sudar, seguir, reír, subir. Me excita, me explota, me relaja, me duerme.

No pienso caminar por esta vida sin exorcizarme cada vez que pueda. Cantar y llorar son lo mismo, aunque a veces no sea tan evidente.