miércoles, 30 de junio de 2010

DISTINTA, NO DISTANTE

La sustancia insensible solo me ubicaría entre eso que logré descartar y aquello que me juré nunca llegar a ser. Me lo prometí una sola vez y me lo recuerdo cada mañana. Sobre todo cuando sé que me toca resistir y consentir la viva imagen de la doble faz. Me rodea su cobardía y me toca amurallarme para detener la chabacanería.

No fui. No soy.
No seré eso que descubro en sus malas intenciones.
No me acomodo a las expectativas de todos.
No permito que me demanden lo que no constituyo.
Y no pretendo que lo entiendan. No es eso lo que persigo.

Porque no somos todos iguales. Y con esto no hablo de inferiores y superiores; no divido ni excluyo. Me refiero a los colores, una gama infinita de la que todos podemos elegir y mezclar. Con algunos combinamos de manera natural, con otro depende la circunstancia y con los últimos... nunca podremos ir juntos.

Y hay uno que no compone con ningún aspecto de mi vida; me deshago y evito el gris mezquino de la vulgaridad y el parné. Y no abogo con esto por la desunión y el quiebre sino por la desaparición de esas falsas verdades que transforman esencias, lavan consciencias y borran memorias.

SÚBITA PERMANENCIA

Sin estar esperando su visita indescifrable, porque hacerlo es comprarme un kilo de frustración, me llegó exultante cierta abundancia que muchos querrían y que yo siempre percibo rondar. No hablo de una abundancia terrenal sino que es de aquellas que nos colman con su sólo carácter etéreo.

Pienso también que es una construcción, intencional y también azaroza, pero no entregada en comodato a cambio de futuras decepciones.

Se muy bien que tanto se sube como se baja y así busco transitar y desandar la senda inconclusa. Siempre pienso en el carácter nivelador de la naturaleza y la búsqueda intrínseca del equilibrio que la caracteriza. Soy consciente y no enceguezco ante tamaño poderío.

Por eso prefiero este tipo de complacencia que me vuelve transparente, liviana y teñida de felicidad sin tener que por eso pagar las consecuencias unos pasos más adelante. Puedo usar las alas que a veces me hacen ángel sabiendo que cuando me las tenga que quitar caeré parada por mi propio peso. El peso de la convicción y el arraigo con la tierra que me encomiendan mis raíces. Es la paz de no haber empeñado la esencia y las propias palabras pasadas por un relleno burdo de mis espacios de incertidumbre.

Porque me aman, amo. Porque amo, me aman.Y se que si me toca detener el envión frente a visitantes inesperados hay paredones donde descansar y cepas para re-germinar.

lunes, 28 de junio de 2010

LA ALCANCIA HUMANA

Emergemos cuando dedicamos los momentos de preocupación más a los demás que a nosotros mismos.

La omnipotencia genera indiferencia sobre todo lo que rodea y quita la inspiración. Castra la potencia creativa. Elimina de nuestro sistema la sana incertidumbre que nos hace querer embestir la falsa idea del destino. Produce conformismo, ceguera intelectual y negación de los principios.

Es muy difícil que se alcance una determinación sana si los afectos son utilizados para limpiar las culpas de las acciones privadas e individuales. Eso es socializar por conveniencia. No se alimentan los lazos para que crezcan y procreen sino que se estrujan como trapos hasta obtener de ellos su sequedad total.

Si bien volverse cada tanto sobre el ego acerca a la verdad desconocida, desentenderse de los límites conduce al casillero de salida sin tiempo a digestiones preventivas. La excesiva reverberación de las intenciones particulares va mezclando caras y caretas y dan por resultado monigotes sin identidad.

Y para acrecentar la fatalidad, el consumismo como identificación, el dinero para matar el tiempo que enfrenta al ser con su conciencia, esa que alguna vez lo dejó sin sueño. Dejar que la materia sea el escudo infalible para las inseguridades no es aún tan pesimista y desmoralizador como pensar que todo se reduce sólo al propio yo. Y padecer ambos males solo deja como opción cruzar los dedos para que la naturaleza no retorne con su avalancha equiparadora.

Es que creo que cuando el individualismo es la sombra del dinero perseguido solo como suplencia de todo fundamento espiritual no queda más que convertirse en una cerda alcancía. Y nada más.

jueves, 24 de junio de 2010

CUANDO ALGUIEN DICE SIN SABER

Con el equipaje más que deshecho estoy en esta esperada y momentánea sistematización del absurdo. Porque más que desear el cambio realmente auguré la adaptación.

Y fui estoica.
Y creí.
Y confié.
Y llegó.
Y recibí.
Y entendí.


La predisposición para florecer necesita de raíces echadas con firmeza y de una mansa nutrición de la fuerza que nos trajo a este mundo.

Un momento de plenitud no es una consumación sino una senda. Nunca dejamos de buscarnos, nunca dejamos de hallarnos.

Conseguir un chasquido de bienestar nos nos hace magnos y subleva a los espíritus que no eligen la resignación.

Admiro a aquellos que no se creen absolutos porque conocen su propia particularidad y nunca dejan de considerar la ajena.

...Redundante espiral sin vueltas (de la que se habla en los cuentos
más absurdos)

Navel

IN-CRECIENDO

Hay más de una forma de alcanzar la mediocridad absoluta, pero hay una que es la que más lamento y es esa que incluye el desprecio.
Porque desinteresarse en la superación del propio espíritu es, al menos, un acto personal e inalienable. Es una autodestrucción de la que el individuo que se la provoca a sí mismo deberá pagar el precio.
Pero la altanería y la displisencia hacia los afectos me resulta lo más bajo. La ingratitud cierra puertas y entorpece los caminos de la superación.

Lo digo y miro hacia adelante. Busco complicidad o coincidencia. Solo veo cabezas gachas, miradas esquivas, falta de responsabilidad sobre las consecuencias de los propios actos.

Eso sucede generalmente con personas que se estancan a mitad de camino entre la niñez y la madurez, entre la inexperiencia y la superación. Ese rasgo de nuestra primera vida donde solo demandamos el afecto pero carecemos del concepto de compartir. Somos esponjas de atención y cuidado y no conocemos la culpa por no entregar nada a cambio.

Vale el espíritu infantil pero no infantilizado. Lo primero conlleva frescura, espontaneidad, sorpresa y aprendizaje. Lo segundo solo traduce inmovilización, falta de imaginación, regreso a lo que ya pasó pero no regresará jamás. Algo que se perdió, estancado detrás, y del que no se rescató nada para la posteridad.

Me queda, al verlos en su burbuja de nuncajamás, la paz de mi propio intento y la certeza de que existe en mucha gente el impulso y la vehemencia para rebasar los límites.
La calma de saber que podemos elevarnos más allá de lo que el azar propone e impone.
Solo nos queda encontrarlo en la naturaleza de grandeza de cada persona.

jueves, 17 de junio de 2010

IDEAS COMO LEYES


Muchos creemos que solo conviene la medianía y tememos que muerda a cualquiera que se escape de ella por alguna parte.

Mientras, hay algunos pocos que buscan dejar huella mientras tengan tiempo y espacio.

En honor a una persona que buscaba incesante un mundo más bello, posible por el potencial de cada una de las personas que lo habitamos.

Un ser que primero valoró lo que a él le fue regalado y supo después entregarlo a los demás en cuerpo y alma.

Los hombres mediocres, que no saben hacia dónde llevar su vida, solo pueden esperar tener otra vida más infinitamente larga.

miércoles, 16 de junio de 2010

LEJOS Y LEJANOS

Adoptar el camino más largo acorta distancias. Acerca nuestra limitada visión a realidades que no nos son propias. Nos empareja por un rato con aquellos que la tienen complicada por imposición.

Se trata de solo apoyarse en las pisadas de quien antes ya anduvo por ese camino. El esfuerzo de los ajenos debe acercarnos a lo propio de nuestra vida y temperar nuestros agobios.

Las elecciones, la compasión, saberse vulnerable, temerle al conformismo.

Todo me remite a un nuevo camino. Cada nueva mañana un nuevo inicio. Cada nueva decisión un nuevo yo.

La realidad es que el camino no es más largo, sino los pasos más cortos.

lunes, 14 de junio de 2010

DESCONCIERTO EN MI MAYOR (SOLO PARA CUERDAS)

Sin saber cuáles son los límites que los dividen entre ser gentiles y ser unos canallas, sucede a menudo que lo que comenzó como un simple afán por saciar una carencia urgente termina transformando a esas personas en entes viles, adictos y compulsivos. La pérdida de la identidad que les genera su avidez por conseguir más (por tenerlo todo para sí mismos) los lleva a transformarse en objetos de compra y venta tanto como lo son esos objetivos que avaramente persiguen con sus conductas acaparadoras.

El concepto del largo plazo los aburre, se relacionan tibiamente con el futuro. O llega la satisfacción ahora o reemplazan la pulsión por una nueva, que otra vez los dejará insatisfechos.

Hay tanta hipocresía en sus interpretaciones que no pueden distinguir entre lo que ellos ven de la realidad y lo que desde afuera se les impone como criterio realista. Así son pragmáticamente serviles ante un sistema que necesita de su pérdida total del sentido de responsabilidad del otro para transformarlos (imperceptivamente) en aficionados al individualismo.

Son utilitarios de un círculo vicioso que repelen pero que a la vez retroalmientan y generadores de sus propias paranoias de las cuales no pueden responsabilizarse más tarde.

Se desacreditan a sí mismos, cambian de vínculos tanto como de principios y les resulta más fácil desecharse que reciclarse. Se dejan coaptar creyendo que son ellos quienes toman las decisiones, sin reparar en la recurrente frustración que los lleva a una pobre valoración sobre sí mismos.

Cada vez es más corto el recorrido entre su criterio de hoy y el que vendrá dentro de un rato. Y así, en poco tiempo, serán tantas personas a la vez en un solo minuto que estallarán confundidos, no sin antes asegurarse de culpar a los de afuera.

Estas personas creen manejar los códigos de un método de vida eficaz e intentan imponerlos, comunicarlos como la última y única verdad, inconcientes de su propia ceguera. La construcción de la autoestima en base a la cercanía o no a esta falsa idea de realización personal es regodearse en la desgracia.

Saber decir que no. Saber poner el límite. Saber que lo que nuestra entraña nos dice en primera instancia seguramente tenga que ver con lo que menos nos lastimará.

Para mi ellos son paredes, por las que yo construyo puertas y atravieso sin mirar atrás.

Que se guarden donde mejor les quepa los espejos de colores y que se tomen un té mientras piensan cómo explicarán a sus hijos un proceder semejante.

miércoles, 9 de junio de 2010

CAPITALISTA

Ordenando los estantes, quitando el polvo ofuscado, adquiriendo convicción y descartando dudas inútiles.
Discrepando para atinar, refutando para hechizar, adiestrando para espigar.

Sacando provecho de los útiles pálpitos.

Desatendiendo torpes vacilaciones me dirijo a ese lugar, al que siempre vuelvo, el que nunca me deja. Con mis personales incertidumbres, que las hice mías tanto como a mi propia vida, crezco solamente para desconocer. Para ser inconsciente. Para nunca dejar de serlo.

Incomprensión propia de mis intentos por ver detrás del muro de los lamentos, sin dejar de saltar para no aburrirme jamás.

Porque no estaba acá, y acá es donde llegué pero no es acá donde voy a continuar.

Discurriendo aleccionada, ya sin desbordes ni llantos que ahoguen, sin mochilas estériles que desmoralicen el caudal de lo que está por venir.

Es así como podrán verme.

Tal vez impropia pero nunca propiedad ajena.

martes, 8 de junio de 2010

FROG FROM ANOTHER HOLE

Sapo de otro pozo: Sí

Víbora de ese pantano: Ni por toda la plata del mundo

Sin miedo a resvalarme con mi propia suciedad porque está donde debe estar.
Ni esparcida alrededor ni acumulada dentro mío. Sólo donde debe estar.

jueves, 3 de junio de 2010

EN EL MEDIO... NADA

Estar en el cielo y el infierno al mismo tiempo es haber aceptado ser desintegrado, derretido y evaporado.

Convertirse en la propia nube, ser la propia lluvia y la propia inundación.

Sumergirse y ahogarse.

No trascender por elección.

Todo esto a cambio de un efímero instante de falsa y verde vida. De días más cortos que esa persistencia en la indefinición.

Porque estancarse en la puerta de la bifurcación nos lleva a ser aplastados por una horda de convicciones ajenas.


No todas las oportunidades son trenes de un solo viaje.

Algunas son túneles por el que podemos pasar sin ocasión para retroceder.